CONCIERTAZO DE QUIQUE GONZÁLEZ: CARTA BLANCA … ETIQUETA NEGRA

Quique González es uno de esos artistas que te gustan desde el minuto cero, no sabes explicar el por qué, pero no te importa. Llámalo carisma, llámalo magnetismo, o simplemente llámalo calidad (en varios aspectos de su persona). Es por ello que tenía ganas de verle en directo.

No soy una persona que se prodigue mucho en acudir a conciertos (una mala costumbre que no me quito con el paso de los años), por lo que lo que teníamos preparado para presenciar este sábado post San Isidro me apetecía mucho. Y la verdad, superó cualquier tipo de expectativa que se hubiera generado. Lo que no me imaginaba fue el tipo de concierto que íbamos a encontrarnos.

Hace más de un mes mi mujer reservó un par de entradas para este concierto, por lo que fue más fácil programarnos para dejar que mis padres ejercieran de abuelos un sábado noche.
La entrada al auditorio de la Universidad Carlos III de Leganés fue sorprendente, tanto por el recinto como por la escenografía: tres guitarras acústicas, un piano, una banqueta y una falsa estufa de leña (dada la época del año y el lugar, bien hubiera podido ser más adecuado un ventilador giratorio de esos de pie, pero habría roto bastante el ambiente).
Habiendo entrado media hora antes del comienzo, pudimos disfrutar de una ambientación musical que tanto gusta en las tiendas de Massimo Dutti, para amenizar la espera (buena elección, por otra parte).
Ya con el auditorio lleno, aparece Quique en el escenario. Sólo. Como no podía ser de otra manera. Aquí emerge otra mala costumbre que en ocasiones se manifiesta y que desde la época de estudiante trato de quitarme de encima: no leer la información relacionada con el evento que me ocupa (vosotros habéis visto lo que pone en el cartel de arriba, ¿verdad?).
Pues Quique coge una guitarra, se sienta en su silla y arranca el concierto. Casi al final del tema, se repone al ataque de un pollo traicionero que casi le quiebra la voz, y a partir de ahí, todo un espectáculo rodado.
Termina esa presentación y se dirige al público para decirnos que en esta gira  no trae repertorio, sino que se abre a las peticiones de los presentes. «¡Ostias, que bueno!», pienso, la sorpresa me gusta. Al momento empiezan a gritarle todo tipo de títulos desde el patio de butacas, y yo que peco de prudente me guardo para mí mismo haberle pedido «Justin y Britney», «La vida te lleva por caminos raros», aunque sea de Diego Vasallo, o «Torres de Manhattan» (que manera más tonta de dejar pasar oportunidades)
 Acudía con cierto temor de andar algo descolgado y no conocer  muchas canciones de las que se iban a cantar, ya que en los últimos tiempos la mayor parte de la música que escucho sirve de banda sonora de programas infantiles, cuando en la tercera pieza empieza a sonar la canción favorita de mi enano, «La ciudad del viento» (un detalle involuntario del artista que agradezco, ya que el crío en cuestión sólo tiene tres años).
La numerosa presencia de incondicionales hizo que el ambiente fuera excelente, dándole más vidilla al concierto. Ya sentado al piano, Quique González se tomó la licencia de elegir de motu propio un tema de reciente composición, que hizo las delicias de los que estábamos allí. Entre gritos de «¡Salitre!», «¡Palomas en la quinta!», «¡Te lo dije!» (hasta un «¡lo que quieras!»), se fueron sucediendo títulos, un homenaje al «Downtown train» de Tom Waits que desconocía (cuidado con esa ronquera, Quique…), el eterno recuerdo «al gran Enrique» (Urquijo) con el «Aunque tú no lo sepas», y la emotiva mención  a sus desaparecidos padres casi acabando el show.
Grande fue el final del mismo, cuando de manera totalmente desenchufada, se acercó al patio de butacas, guitarra en mano, para cantar a pelo con todo el público su «Vidas cruzadas», para poner la guinda a dos horas que se me pasaron volando y con las que disfrutamos mucho.
Salimos del auditorio con la sensación de haber visto a un tipo honesto dentro del mundo de la música, sin ambages ni fuegos artificiales. Y a juzgar por lo visto ayer, no le hace ninguna falta, de lo cual me alegro un montón (y lo dice alguien que es un incondicional de Queen…). Un tipo lo suficientemente valiente como para apostar por lo que hace, al margen de los condicionantes de las grandes discográficas, lo que le da un valor aún mayor.

En lo sucesivo, espero estar más atento para acudir a un nuevo concierto (y para leer de qué tipo de gira se trata, aunque creo que eso al final va a dar lo mismo, visto el resultado), de un personaje que merece todos mis respetos.

NOTA: a pesar de que sea «la peor canción» que ha compuesto nunca según dijo ayer, prometo buscar «Romeo y Julieta», para poder opinar.

2 comentarios en «CONCIERTAZO DE QUIQUE GONZÁLEZ: CARTA BLANCA … ETIQUETA NEGRA»

  1. Lo has descrito fenomenal. ¡Como disfruté!
    Te dejo el setlist. Un saludo

    Quique González – Carta Blanca- Leganés 16 de mayo de 2015
    1.- Clase media
    2.- Ardiendo a un clavo
    3.- La ciudad del viento
    4.- Pájaros mojados
    5.- Doble fila
    6.- Día de año nuevo
    7.- Reloj de plata
    8.- Avión en tierra
    9.- Los desperfectos
    10.- Kid chocolate
    11.- Pequeño rock and roll
    12.- Avería y redención
    13.- Y los conserjes de noche
    14.- Cuando estés en vena
    15.- Crece la hierba
    16.- La luna debajo del brazo
    17.- Rompeolas
    18.- Nos invaden los rusos
    19.- En el disparadero
    20.- Salitre
    21.- Dallas-Memphis
    22.- Palomas en la Quinta
    23.- Cuando éramos reyes
    24.- Calles de Madrid
    25.- Aunque tú no lo sepas
    26.- Caminando en círculos
    27.- Su día libre
    28.- Vidas cruzadas

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  2. ¡Cómo enriquecéis el blog con estos comentarios! Ya si dejais vuestro nombre/pseudónimo, para distinguir a tantos amigos anónimos, lo bordamos; y si encima el comentario viene del protagonista del post (ojalá), no quepo en los vaqueros de satisfacción!

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